Contenido original publicado en: Reporte Digital
¿Habrá crisis laboral derivada de la inclusión de sistemas cognitivos en las operaciones diarias?
Con la evolución tecnológica, uno de los mayores temores de casi todos los trabajadores del mundo es si algún día una computadora – por no decir un robot –, podrá reemplazarlos. La respuesta, también en la mayoría de los casos, resulta ser que sí, pero no por ello debe pensarse en una crisis laboral global.
La Ley de Moore cada vez se acelera más, trayendo mayor capacidad de análisis en dispositivos de menor tamaño; además, el Internet de las Cosas augura que desde el lavado de ropa hasta el tráfico aéreo estarán automatizados, realmente automatizados, al punto de poder funcionar sin necesidad de la presencia humana. Entonces, ¿cuál es nuestro futuro?
Entre sistemas cognitivos e iWorkers
De acuerdo con Richard Morris, en su publicación ‘Cognitive Systems‘, los sistemas cognitivos abarcan sistemas naturales o artificiales de procesamiento de la información, capaces de percibir, aprender, razonar, comunicar, actuar y, en general , adaptar su comportamiento al entorno en que se les utilice.
Entre los ejemplos destacados de sistemas cognitivos que coexisten con nosotros en estos momentos están los propuestos por el equipo de Microsoft Research (lamentablemente sonados por estos días con su sistema de inteligencia artificial en Twitter), o el IBM Watson, con amplias aplicaciones en el mundo de los negocios.
Súper computadoras con más capacidad de análisis y de formular hipótesis que la comunidad médica mundial junta están disponibles y aseguran facilitar los procesos de toma de decisiones en las organizaciones, entonces, ¿quiénes están en capacidad de sacarles provecho?
Los iWorkers “son empleados altamente calificados que trabajan de manera rápida y precisa, y tienen acceso a toda la información necesaria para atender las necesidades del negocio y sus clientes. Esta clasificación va más allá de un nuevo perfil laboral, es una cualidad que se asocia de manera progresiva a todas las áreas laborales donde la tecnología es una herramienta que facilita el acceso a información clave para el desempeño profesional“, según lo define un reciente estudio de Ricoh.
El mundo laboral que se avecina combinará sistemas cognitivos e iWorkers que los administren. Seguramente los cargos netamente operativos serán los que menos sentirán su inclusión, pero con certeza las decisiones que provengan de los unos o los otros terminarán por afectar hasta las más mínimas tareas.
El gran temor es que los sistemas cognitivos tomen decisiones por nosotros, lo que en cuestión de años termine por convertirse en la era apocalíptica donde la inteligencia artificial controla al mundo y a los humanos. Seguramente muchas de las tecnologías ya disponibles pueden despertar alertas para los apocalípticos, pero lo cierto es que desde la otra cara de la moneda, qué mejor que una máquina para encargarse de lo más trivial mientras nosotros nos encargamos de las decisiones de fondo.
Instalar un sensor que mida la subida de la temperatura en el hogar y en cierto punto la interprete como fuego para activar los aspersores de agua resulta no solo útil sino de vida o muerte ante un incendio. Del mismo modo, sistemas que regulan la operación de maquinaria en todo tipo de fábricas, garantizando la consistencia del producto y haciendo más eficiente el proceso de producción, llevan décadas en todos los continentes. Entonces, ¿por qué nos preocupa sumar capacidad de análisis para que se prevengan más incendios o se hagan más productivas las máquinas existentes?
Operarios Vs. máquinas
Seguramente los operarios en cargos absolutamente rutinarios y con un bajo nivel conocimiento técnico tendrán de qué preocuparse, especialmente porque el mundo laboral se está transformando, demandando cada vez más personal con alguna especialidad para ingresar y permanecer en él.
Es sabido que ante cada revolución económica el mundo ha entrado en crisis y los aferrados al pasado – o los temerosos por el nuevo desafío – son los primeros en alzar la voz preguntándose qué pasará con quienes perderán sus empleos. Lo cierto es que en un mundo cada vez más tecnológico, aunque parezca contradictorio, se requieren más trabajadores, solo que con mejores perfiles.
Más tecnología, mejor administrada, generalmente supone negocios más productivos que crecen y conquistan el mundo, para lo que requieren un mayor número de trabajadores. La revolución industrial convirtió a los campesinos en obreros, ahora con la revolución tecnológica, esos obreros se convertirán en trabajadores de la información.
Que esta transformación supone retos en todos los ámbitos es verdad, desde los modelos educativos hasta el estatus quo cambiarán en función de cómo nos relacionemos con la tecnología, pero esto no quiere decir que la economía digital esté en contra del operario raso, por el contrario, lo que espera es impulsarlo para que crezca, dejando de limitarse a cumplir con tareas rutinarias, y explotar su potencial para dedicar su mente y su capacidad de análisis no a una simple tarea sino a resolver problemas que las máquinas, por su simple condición no-humana, nunca podrán comprender.
Imagen @jurvetson, distribuida con licencia Creative Commons BY-SA 2.0