Contenido original publicado en: Reportaje Digital
Hoy es cuando las máquinas piensan para que seamos más nosotros que nunca antes.
En 1964 Umberto Eco acuñó la idea de ‘apocalípticos e integrados’, refiriéndose, en principio, a dos formas de asumir el avance de los medios de comunicación; hoy, frente a las infinitas posibilidades de cálculo y predicción que parecen poseer los supercomputadores, podríamos revivir los dos polos y pararnos frente a ellos, o bajo un escenario en el que corremos aterrorizados por el aterrador control del mundo por parte de las máquinas, u bajo la idílica idea en la que nos convertimos en sus amigos y construimos juntos un lugar feliz para todos.
Aunque eventualmente enfrento el temor por máquinas que dominan la tierra y usan nuestros cerebros como fuentes de energía, prefiero pensar que la tecnología es producto del avance natural de la humanidad y que gracias a su capacidad de procesar información lo que hacen las máquinas es librarnos del tedio de analizar enormes bases de datos para abrirnos la posibilidad de volver a aquello tan subvalorado en algunos campos: pensar en lo realmente importante.
Un ejemplo de las posibilidades de la inteligencia artificial es IBM Watson, la plataforma que enmarca lo que ellos denominan ‘la era cognitiva’ y resulta ser el colaborador ideal para el avance en ámbitos tan complejos como la medicina.
“Hoy en día, en la era de los sistemas cognitivos, los sistemas pueden aprender de sus experiencias, encontrar correlaciones, crear hipótesis, recordar los resultados y aprender de ellos. IBM Watson, creado sobre Linux on Power, representa esta nueva era. Aprovecha el profundo análisis de contenido y las deducciones lógicas basadas en pruebas para acelerar y mejorar las decisiones, reducir los costes y optimizar los resultados”.
Con un sinnúmero de aplicaciones en analítica predictiva para los negocios, lo interesante de Watson es que pareciera desarrollar comprender emociones, sentir empatía y otras tantas acciones hasta ahora muy propias de los humanos.
El secreto de la programación de Watson está en entender el lenguaje de una forma natural, captando los pequeños giros que en el mundo análogo nos hacen descifrar un acertijo o responder al sarcasmo.
La era cognitiva en la toma de decisiones
Entre las características de los grandes comerciantes está el combinar la información del contexto junto a los datos específicos de un posible negocio para tomar decisiones rápidas y certeras; hasta el siglo pasado esto podía ser un poco menos complicado gracias a las limitaciones propias del flujo de información; sin embargo, en la actualidad el gran pro y contra que enfrentamos es justamente la sobresaturación de datos de todo tipo.
Según el más reciente estudio de consumo móvil de Deloitte, el 57% de los colombianos menores de 24 años revisan su teléfono más de 50 veces durante el día, y en cada una de estas revisiones pueden estar recibiendo datos directos (por ejemplo, chats con sus amigos), o simplemente accediendo al torrente de noticias que fluye por las redes sociales.
Pero lo cierto es que luego de siglos de evolución, el cerebro humano está diseñado para concentrar su atención en lo que parezca significativo; tristemente, entre el mar de información cada vez es más frecuente que se pasen por alto más noticias, o que se les dé una lectura superficial que baste para hacer un mínimo comentario si saltase el tema en una conversación personal o profesional.
Aquí es donde se ve la utilidad de sistemas como Watson, capaces de leer millones de contenidos cada hora, generando conexiones entre puntos tan disímiles que solo el encuentro de expertos podría tenerlos como resultado.
Lo cierto es que tener a un Watson como aliado significa tener un súper-asistente capaz de procesar datos y generar conclusiones de forma neutral, de modo que el tomador de decisiones pueda ahorrarse el tiempo de consulta y pueda dedicar más esfuerzo a lo realmente importante: planear para acertar.
Para los negocios, la inclusión de sistemas predictivos será decisiva en los próximos años, llevando a las industrias a ser más asertivas en sus acciones; para la academia, el potente cruce de bases de datos ahorrará años de recorridos sobre las bases de datos y abrirá la puerta hacia la formulación de preguntas cada vez más significativas para nuestro avance como civilización; en lo personal, la analítica y la inteligencia artificial llegarán para ahorrarnos tiempo en las pequeñas acciones y permitirnos ser más nosotros que nunca antes en la historia.
Imagen: @darkday, distribuida con licencia Creative Commons BY-SA 2.0